“La ignorancia es audaz y lo pretende todo. El que lee se da cuenta de su verdadero valor y no aspirará sino a lo que esté seguro de comprender y de poder desempeñar”.
Guillermo Andreve

miércoles, 10 de octubre de 2012

Lourdes Silva de Martínez: convicción y compromiso.



Lourdes Silva de Martínez
Queda una especie de silencio y de ausencia cuando alguien que queremos tanto inicia ese viaje sin retorno; ese adiós infinito que revive recuerdos y memorias, también infinitas. Quedamos perplejos y petrificados; por unos segundos queremos pensar que es un mal sueño, luego la vigilia nos descubre el sentido terrible de la palabra: Resignación. Uno no se resigna, la verdad; uno aprende a seguir viviendo con la dignidad que vivió nuestro ser querido.

Cuando recibí la llamada de mi amiga Olga de Cuevas para decirme que había recibido una nota luctuosa mis ojos se cerraron en medio del taller que estaba dictando en ese momento. Antes de escuchar su nombre, sabía que se trataba de Lourdes. Mi mente se descompuso por unos segundos y hasta el ritmo de mi clase bajo de intensidad. Pensé en muchas cosas de una manera muy extraña, pero dos palabras llegaron a mi mente: convicción y compromiso. Eso era Lourdes Silva de Martínez.

Conocí a Lourdes en persona hace varios años en un viaje a Taboga. Había una actividad cultural donde teníamos que dar un taller. Ya había oído hablar de ella y de las actividades de la Asociación Panameña de Lectura. En ese entonces, ella era la presidenta de ese colectivo. Recibí la invitación personal de parte de ella misma que también sabía de mis andadas por los caminos de la animación a la lectura. Recuerdo a una mujer hermosa, brillante, feliz; con una aureola que sólo faltaba  que le colocaran un arpa en las manos para que fuera un ángel (ahora seguramente ya lo es). Aun así pensé para mis adentros (el ego y los prejuicios son mis enemigos): “qué puede saber esta mujer del tema de la lectura”. En seguida, me callaron, como se dice, la boca, o mejor dicho, los pensamientos.

Lourdes Silva de Martínez (segunda de izq. a der.) en el
I Encuentro Internacional de Fonoaudiología en  Bogotá, 2008.
Lourdes no sólo manejaba el tema que la apasionaba: la lectura; también conocía su problemática, el sentido y los atributos que la lectura, como una práctica sociocultural, tenía. Con ella nos acercamos a muchos especialistas en lectura como Josette Jolibert, Michel Pettit, Amparo Clavijo, Cecilia Rincón y muchos más. Creo que una de las cosas que todos aprendimos de ella es que había que trabajar estratégicamente unidos para que la lectura llegará a posicionarse como un tema de importancia en la educación. Ella era tenaz en ese sentido, siempre estaba dispuesta a hacer loby si era necesario para hablar con las autoridades que tienen el poder de tomar decisiones.

Loudes (izq.) con Priscila Moreno, Roberto Aguillar, Héctor Collado y Vielka Vargas.
No era una persona que hacía las cosas para ganar protagonismo, pero era una protagonista y cómplice de un sinfín de ideas que ayudaban a construir cosas valiosas dentro y fuera del país; de allí que hace poco Lourdes había sido honrada en el marco del XI Congreso Latinoamericano de Lectura y II Congreso Nacional de Lecto-escritura  al ser designada madrina de tan importante evento que se celebró en Nicaragua. Allí su trabajo significativo, como aporte a la Fundación Nicaragua Lee y a los Procesos Educativos en  América Latina, fue destacado y aplaudido.

Con la actual Presidenta de APALEC, Yolanda López.
En el  Primer Diplomado en Lectura y escritura: herramientas básicas para la educación realizado en Panamá ella fue una de las principales gestoras. También sabemos que era una de las mentes detrás de los Cafés Docentes que organiza APALEC. En las primeras Caravanas de la Lectura veíamos a una Lourdes feliz con una energía de adolescente. Que yo recuerde, nunca la vi triste o enojada. En las reuniones del Foro Nacional del Libro siempre estaba feliz y sonriente; de pronto se levantaba y decía que tenía que ir a un tratamiento médico. Conociendo lo grave de su enfermedad, aun así estaba allí, comprometida y convencida de la importancia del trabajo de promover la lectura.

Lourdes (izq.) con Nitzia Barrantes, Carlos Fong y Cecilia Rincón.
Los docentes que llegaron a escuchar sus charlas y talleres fueron testigos privilegiados de la calidad de docente que era Lourdes.  Había acuñado saberes de años de investigación que luego compartía en sus talleres con todo el amor que cabe en esa palabra. Su taller: Antes, durante y después de la lectura, era una fiesta para los maestros que se llevaban herramientas y técnicas para trabajar en el aula. Cargaba su agenda siempre con recortes e impresos de estudios y noticias sobre el tema de la lectura. Era insaciable.

Con distinguidos miembros de APALEC, su otra familia eterna.
Ojalá la partida de Lourdes nos sirva para reflexionar en muchas cosas que aún no prendemos a hacer bien. Una de ellas es aprender a trabajar articuladamente y asumir compromisos. Otra es la inconstancia en los procesos y la falta de posicionamiento del tema de la lectura en nuestras instituciones. Ojalá pudiéramos unirnos y retomar los sueños de Lourdes como era el proyecto Creciendo con la lectura, un proyecto que ella abrazó con cariño, pero que no puedo ver nacer. Ojalá algún día convenzamos a las autoridades de la necesidad de una Casa del Lector o un Laboratorio de temas de la lectura, destinado a capacitar y formar a estudiantes, investigadores y docentes. Muchas veces hablé con ella de estos sueños necesarios. Y ojalá, de llegar a ser realidad este sueño, estos equipamientos deberán llevar su nombre.

Siempre recordaremos tu sonrisa.  Buena travesía, Lourdes. Un hasta luego.

En este país de furia, ruidos y silencios; donde los promotores de lectura se pueden contar con los dedos de una mano; donde existe un Plan Nacional de Lectura abrazado por un cielo indiferente; donde los vaivenes de la política deciden los caminos estrechos de la educación; un país donde la cultura es un territorio hostil y donde no hay dinero para construir bibliotecas dignas, pero sí para Malls gigantescos o megaproyectos; en este país nos hará mucha falta Lourdes Silva de Martínez. Lo único que podemos hacer para honrar su nombre es vivir dignamente como ella lo hizo y seguir luchando con compromiso y convicción.

Carlos Fong
Oficina del Plan Nacional de Lectura
INAC


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