“La ignorancia es audaz y lo pretende todo. El que lee se da cuenta de su verdadero valor y no aspirará sino a lo que esté seguro de comprender y de poder desempeñar”.
Guillermo Andreve

miércoles, 28 de septiembre de 2011

El niño que quería matarse

¿Qué tendrá un joven que decir sobre el suicidio?, ¿Qué pensará sobre la vida o la muerte? ¿Será posible que un cuento los anime a opinar sobre un tema tan difícil?Continuamos con nuestro programa de animación a la lectura y  estímulo al pensamiento creativo con jóvenes de la Oficina del Casco Antiguo. Los chicos son  del área de San Felipe.  El programa se desarrollará hasta diciembre y esperamos hacer un registro que nos permita estudiar el comportamiento lector en situaciones y espacios difíciles. Tenemos esperanza de que estos talleres nos ayuden a entender cómo la lectura influye y ayuda a los jóvenes en contextos sociales difíciles. Los talleres incluyen herramientas de animación socio-cultural, consignas para animar a la redacción y, no podía faltar, la narración de cuentos.

Luego de narrar el cuento El niño que quería matarse, pedimos a los chicos que escribieran su opinión de este cuento. Aquí un par de sus opiniones:

"...todos hoy en día quisieran tener a un pájaro que le habla y le aconsejara que no lo hiciera, él no debió matar al pájaro porque sólo quería que no se matara..."


"En nuestra actualidad si no hubiera un pájaro todos estaríamos haciendo cosas indebidas; estaríamos quién sabe qué, robando, matando, o tal vez, como el niño del cuento, matándonos..."


"Está vaina está bien "troncá"*, por qué inventaron ese cuento si esa historia no es real, ese niños es bobo, por qué se quiere matar si tiene una vida por delante, y ¡va a matar al pájaro!"

 *Troncado: Algo que está confuso, enrredado.


 
 




El niño que quería matarse
Un día un niño se levantó diciendo que quería matarse. Se fue de casa, caminó, caminó y llegó ante un baobad, al que le dijo:
-         ¡Cae encima de mí, joven baobad! ¡Cae encima de mí!
Pero un pájaro cercano se puso a cantar:
-         ¡No, no lo escuches, boabad! ¡No lo escuches, es mentira!
El niño ahuyentó al pájaro lo más lejos que pudo y volvió a dirigirse al boabad, pidiéndole que se le cayera encima. Pero el pájaro regresó a todo vuelo y volvió a cantar:
-¡No, no lo escuches, boabad! ¡No lo escuches, es mentira!
El niño, abrumado, mató al pájaro y volvió a rogar al árbol su muerte. Pero el cadáver del pájaro, tirado allí, al pie del árbol, volvió a gritar:
-         ¡Mentira! ¡Mentira!
Entonces el niño quemó el cuerpo del pájaro y le volvió a pedir al boabad que le cayese encima y lo matase.
Pero las cenizas del pájaro seguían gritando “mentira”.
Entonces el niño recogió las cenizas del pájaro que había matado y fue a tirarlas al río, sin darse cuenta de que un pellizquito de cenizas había caído bajo un matorral. Volvió y se sentó bajo el boabad y le suplicó que le cayese encima y lo aplastase.
Pero el pellizco de cenizas, traídas por el viento, hizo oír una voz que decía:
-         ¡No, no lo escuches, boabad! ¡No lo escuches, es mentira!
El niño recogió con cuidado las cenizas y se fue al río a tirarlas. Entonces regresó a los pies del árbol y le pidió que se le cayese encima.
Aquella vez no se oyó ninguna voz.
Entonces el boabad se inclinó, cayó y aplastó la cabeza del niño.
Si aquel día el niño no hubiese matado al pájaro, hoy, cada vez que un ser humano decidiese acabar con su vida, allí estaría un pájaro para impedírselo.
Fuente: cuento de origen africano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario