“La ignorancia es audaz y lo pretende todo. El que lee se da cuenta de su verdadero valor y no aspirará sino a lo que esté seguro de comprender y de poder desempeñar”.
Guillermo Andreve

martes, 7 de diciembre de 2010

Lectura, literatura y libertad.

La lectura y la literatura no tienen espacios exclusivos. El libro y la palabra son sinónimos de libertdad. Cuando hablamos de democratizar la cultura, estamos incluyendo también la lectura. Es por eso que la Oficina del Plan Nacional de Lectura ha insertado un programa dentro de los centros penitenciarios con el propósito de llevar el derecho de leer a los privados de libertad. De esta manera se cumple con uno de los objetivos del Plan Nacional de Lectura: llevar la lectura al país olvidado, al país marginado.

Iniciamos con un programa piloto en el Centro Femenino Cecilia Orillac de Chiari y otro en La Joya. La idea va más allá de que los privados de liberdad sólo lean; también se espera que la creatividad literaria se despierte en ellos a través de talleres de sensibilización que, combinados con un círculo de lectura, puedan despertar la creatividad. Esperamos tener buenos resultados del programa que  desde ya, parece que va dejando frutos: publicamos dos de los poemas que las internas del centro femenino escribieron; no, por supuesto, sin la autorización.

La literatura es una forma de redención desde espacios y momentos donde la lectura y el libro no miden si eres o no, culpable. Los códigos existenciales de cada ser humano fluctúan dependiendo de quiénes somos y de dónde venimos. La palabra "libertad" no significa lo mismo para el que la ha perdido.

Buscando la libertad

Abandonas tu nido pues te hieren
las astillas de tu cobija rota.

Vuelas hasta las estrellas que adornan
las jaulas de las aves más hermosas.

Crees que lo sabes todo.
Es largo el camino
y cortas tus alas.

Así quedas atrapada e impotente
entre rosas con espinas y mariposas opacas.

Tan sólo eres una niña,
estás ante un mundo lleno de rapiñas.

Tus primeros pasos te llevan confiada
directo a sus garras.

Nunca alcanzaste las nubes ni la libertad,
te volviste  prisionera a tu soledad esposada.

                                              Maritza Ramos


Gastando suela

Voy andando por una calle. Pateo las hojas secas,
y me miro los zapatos.
Zapatos viejos, gastados, tantos caminos, tantos
tropiezos.
Acelero el paso, no alcanzo a llegar.
Hay un cruce
(Y quién iba a creer que yo iba a añorar un cruce).

Tengo que parar.
Viene un autobús y detrás un taxi.
Debo dejarlos pasar.

Cambio de color y sigo adelante
Alguien tiene prisa y me hace a un lado
Se me cae el bolso. Paro y lo recojo.
Cambio de luz, tengo que correr, sigo hasta la acera
Volteo hacia atrás.
Pasan los coches, yo sigo mi rumbo que, aunque no es fijo,
es camino mío.
Miro mis zapatos, zapatos gastados, zapatos que andan.

                                                            Tania Rodríguez




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