“La ignorancia es audaz y lo pretende todo. El que lee se da cuenta de su verdadero valor y no aspirará sino a lo que esté seguro de comprender y de poder desempeñar”.
Guillermo Andreve

domingo, 7 de octubre de 2012

En el Día del Docente

Una maestra en una localidad rural de Santiago
  lee cuentos a sus estudiantes.

El 5 de octubre se celebró el Día Mundial del Docente, decretado por la UNESCO. No estábamos enterados de esto; pero nunca es tarde para dar una felicitación de cumpleaños. La Oficina del Plan Nacional de Lectura del Instituto Nacional de Cultura de Panamá felicita a todos los docentes de Panamá y del mundo.

A esos verdaderos docentes que tienen la vocación y que saben que pueden hacer la diferencia. Los docentes son nuestro principal aliado y el mediador más importante en el trabajo de promover la lectura; pero hay miles de cosas más que se pueden hacer desde esa trinchera: construcción ciudadana, valores,  democracia, desarrollo, cultura, identidad, el verdadero propósito de la palabra "política", que hay que recuperar, derecho, ambiente, en fin.

Para celebrar el 5 de octubre  (el otro año estaremos pendientes de esta fecha y lo celebramos en grande) los dejamos con estas dos historias que son un verdadero ejemplo de vocación donde se combinan el amor y la creatividad.

Carlos Fong
Oficina del Plan Nacional de Lectura
INAC

Una maestra marcó la DIFERENCIA ...¿por qué?

Hace años un profesor de la Universidad John Hopkins asignó a un grupo de estudiantes graduandos la siguiente tarea: vayan a los tugurios. Tomen a 200 muchachos entre las edades de 12 y 16 e investiguen su trasfondo y ambiente. Luego predigan sus oportunidades para el futuro.
Los estudiantes, tras consultar las estadísticas sociales, hablar con los muchachos y copilar mucha data, concluyeron que el 90 % de ellos pasarían algún tiempo en prisión.
Veinticinco años después a otro grupo de estudiantes graduandos se le asignó la tarea de probar la predicción. Volvieron a la misma área. Algunos de los muchachos –para entonces hombres– todavía estaban allí, unos pocos habían muerto, algunos se habían mudado, pero se pusieron en contacto con 180 del grupo original de 200. Descubrieron que solo cuatro del grupo habían sido enviados a la cárcel.
¿Por qué fue que estos hombres, que habían vivido en un criadero del crimen, habían tenido tan sorpresivamente buen comportamiento? A los investigadores se les dijo una y otra vez: “Bueno, había una maestra…”
Ellos insistieron y descubrieron que en el 75 % de los casos se trataba de la misma mujer. Los investigadores visitaron a esta maestra que ahora residía en un hogar para maestros jubilados. ¿Cómo había logrado ejercer tan sorprendente influencia sobre ese grupo de muchachos? ¿Podría ella darles alguna razón por la que estos muchachos todavía la recordasen?
“No”, dijo ella, “realmente no podría” Y entonces, meditando sobre todos esos años, dijo graciosamente, más para sí misma que para sus interrogadores: “Amé a esos muchachos…”
Bits & Pieces, June 1995 Economics Press


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UNA CLASE INOLVIDABLE
Una mañana, cuando nuestro nuevo profesor de “INTRODUCCIÓN AL DERECHO” entró al aula de clase, lo primero que hizo fue preguntarle el nombre a un alumno que estaba sentado en la primera fila:-¿Cómo te llamas?-Me llamo Juan, respondió.-¡Vete de mi clase y no quiero que vuelvas nunca más!-gritó el desgraciado profesor. Juan estaba desconcertado. Cuando reaccionó, se levantó torpemente,recogió sus cosas y salió de la clase.Todos estábamos asustados e indignados, pero nadie dijo nada. El profesor continuó:  -Está bien, ahora sí, ¿Para qué sirven las leyes?...Seguíamos asustados, pero poco a poco comenzamos a responder a su pregunta:-Para que haya un orden en nuestra sociedad-respondió uno.-¡No! – contesta el profesor.-Para cumplirlas – responde otro.-¡No! –replica nuevamente el profesor.-Para que la gente mala pague por sus actos- dice otro alumno.-¡No! – vuelve a replicar el profesor. Y continúa:-Pero, ¿es que nadie sabrá responder esta pregunta?-Para que haya justicia-dijo tímidamente una chica.-¡Por fin! –Dice el profesor – Eso es…para que haya justicia.Y nuevamente pregunta:-Y ahora, ¿Para qué sirve la justicia?Todos empezábamos a estar molestos por esa actitud tan grosera, sin embargo seguíamos respondiendo:-Para salvaguardar los derechos humanos.-Bien, ¿qué más?-decía el profesor.-Para discriminar lo que está bien de lo que está mal…-Para premiar a quien hace el bien.- Ok, no está mal, pero…respondan a esta pregunta:-¿Actué correctamente al expulsar de la clase a Juan…?Todos nos quedamos callados; nadie respondía.-Quiero una respuesta decidida y unánime- dice el profesor.-¡¡¡No!!! –respondimos todos a la vez.-¿Podría decirse que cometí una injusticia?-¡Si! – respondimos todos en coro.-Y, ¿Por qué nadie hizo nada al respecto?-¿Para qué  queremos leyes y reglas si no disponemos de la valentía para llevarlas a la práctica?-Cada uno de ustedes tiene la obligación de actuar cuando presencia una injusticia.-¡Todos! – Repitió: - ¡No vuelvan a quedarse callados nunca más! Y le dice a otro alumno mirándolo fijamente: -Vete a buscar a Juan. Aquel día recibimos la lección más práctica de derecho. Cabe agregar…
Felicitamos a todos los docentes que luchan por dar una
educación NO vertical y cuadrada; a esos que promueven el pensamiento creativo para abrir  ventanas a la imaginación



“TODO LO NECESARIO PARA QUE TRIUNFE EL MAL, ES QUE LAS PERSONAS DE BIEN NO HAGAN NADA AL RESPECTO”

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